domingo, 1 de septiembre de 2013

Instrucciones para encontrar el amor de su vida.


Vístase con un traje dos piezas, de tela con rayas blancas muy finas sobre fondo gris oscuro, al estilo City. Apriete bien el cinturón de cuero negro con hebilla de latón.  Use nudo Windsor en la corbata de seda italiana, rojo burdeos.  Póngase una camisa, blanca, de batista suiza, con cuello inglés y gemelos lisos de plata mexicana.  Lleve zapatos, negros, de cordones y con costura prusiana, sobre los calcetines largos de lana diseño Nailhead.  Párese muy recto al final de un andén de la estación del Metro Baquedano, a las 16:00 Hrs cualquier día de semana.  Saque un libro de poesía erótica, de una poetisa absolutamente desconocida, y léalo absorto por el tiempo que sea necesario sin inmutarse ante las atónitas miradas de los demás viajeros.  Si le preguntan la hora, sabrá que es ella. 


lunes, 8 de julio de 2013

Doble ciego


Murió días antes de cumplir diez años. Leucemia linfoblástica aguda había sido el diagnóstico. Una sentencia de muerte en tres palabras ininteligibles – pensó su madre, mientras tomaba un café en el restaurant buffet Mirador del Plomo, del Hotel Puerta del Sol, en Valle Nevado. En todos estos años, nunca había podido llevarlo a conocer la nieve. No alcanzaba el dinero. Ni para los remedios alcanzó. Demasiado caros. Ricardo Valdemort, Gerente de Negocios de Farmacias Cruz Verde, entró tranquilamente al café. Nunca vió a esa mujer que se levantó ni escuchó las mortales rosas rojas floreciendo en su pecho. Sólo murió.


martes, 12 de junio de 2012

Me gusta cuando llueve


Me gusta cuando llueve
   porque está como mojado.

Me gusta la lluvia.

Me gusta sentir las gotas,
   vivas,
en su efímera frescura,
caer sobre mi cara,
revolcarse en mi pelo,
mojar el suelo con su sordo
ruido de gotas, puras,
perfectas, cayendo
al purgatorio de un charco,
cualquiera, mancillado
lodazal del destino,
a esperar el sol redentor,
evaporador, para irse al cielo,
a la nube, a volver a ser gota,
a caer nuevamente como lluvia...

Me gusta cuando asolea
   porque está como seco.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Tiwanaku



Diáfano sendero de astral inmensidad,
El Sol cada día te navega, etérea
Geometría, surcando negra eternidad.

Esfera de alas de oro, la purpúrea
Obsidiana, en tu baile anual cruzas,
Secreta puerta de exactitud aérea.

Piedra lineal, hija del hombre, amenazas
La luz turquesa del nuevo desvanecer.
Arenisca del tiempo, dualidad, te alzas.

Señor de los Báculos, debes guarnecer
Siete piedras, siete huecos, pétrea planicie
De fértiles polvos de oro al amanecer.

Una cabeza de Puma que te acaricie,
Caminado bajo la Puerta de la Luna.
Luz de lapizlázuli brilla en tu calvicie.

Cruz del Sur, gotean tus lágrimas de fortuna
A la seca tierra. Bronce en la dura roca,
Pero los peces huyen al punto de hambruna.

Lágrimas, secas lágrimas, salen de tu boca,
pez roca, roca pez, estela, gran monolito.

El tiempo, siempre el rompecabezas, trastoca,
Pregunta abierta, sendero circunscrito.

Violencia de Género


Tiene que parecer un accidente – pensó Pedro – un accidente perfectamente accidental – mientras veía en su mente los duros ojos de María. Los últimos años habían sido malos. Sólo peleas entre ellos. Malos trabajos con muchas horas y poco para llevar a casa. Llegaba tarde. Muy cansado. Pero no alcanzaba. No alcanzaba a jugar con sus hijos, ni a educarlos, ni siquiera a alimentarlos bien. Eres un fracasado – le había espetado María una de esas tantas noches de recriminaciones. Sin saberlo, ella le había dado la idea – ¿Para qué seguir pagando ese seguro de vida? No fracasaré – pensó mientras aceleraba fuertemente.

lunes, 31 de octubre de 2011

Asuntos Inacabados.


                              I.

¿Qué haces tan solo, hermano de armas,
   pálido, en lento andar?
El frío sótano te rodea, de cuatro muros
   grises. Nadie ha de cantar.

                              II.

¿Qué haces tan solo, hermano de armas,
   vagando preocupado?
Gris tela te cubre. Botones de oro yacen,
    destemplados por el hado.

                              III.

Noche y día miras sin verlos; un techo,
    el piso y cuatro fríos muros.
Lágrimas, sollozos, súplicas, gritos,
    orina, sangre. Recuerdos duros.

                              IV.

Bella dama conociste en tus caminos; una
    pálida y encantadora niña.
Su pelo era largo, sus piececitos ligeros y
    sus salvajes ojos en riña.

                              V.

Para ella hiciste; guirlandas, brazaletes,
   anillos, amuletos y medallas.
Escuchaste sus suspiros como de amor
   cuando te miró, lejos, allá.

                              VI.

La subiste a tu brioso corcel de acero,
   sin más ver, cabalgaste.
Cabalgaste revueltas, huelgas y protestas.
   Libertad, así la llamaste.

                              VII.

Ella te cubrió de regalos, dulces como
   la miel pura y salvaje.
"Te amo de verdad", dijo en un idioma
   extraño como un brevaje.

                              VIII.

Te llevó a su milagrosa gruta, donde triste,
   se puso a llorar.
Cerraste sus salvajes ojos con muchos besos,
   sin condecorar.

                              IX.

Y allí, ella te adormeció con triste sueño,
   y allí tu soñaste,
El último sueño que soñarás, pues en el
   frío sótano acabaste.

                              X.

En sueños, viste pálidos generales, también
   tenientes, con pallor mortis todos.
Gritaban -- "La Belle Dame sans Merci
   nos tiene esclavizados".

                              XI.

Viste sus helados labios gritando horribles
    advertencias en la penumbra.
Y despertaste para encontrarte en el frío sótano
    donde sólo una ampolleta alumbra.

                              XII.

Por eso estás vagando aquí, pálido y solo,
    con tus recuerdos por afrontar.
El frío sótano te rodea, de cuatro muros
    grises. Nadie ha de cantar.



lunes, 22 de agosto de 2011

Amo.



Amo

Amo amanecer

Amo amanecer contigo

Tras un café corriendo al alba.
Tras las compras para el almuerzo.
Tras verte limpiar la cocina, sucia de sabores.
Tras la caricia peregrina, en tu piel desnudada de pretextos.
Tras trabajar juntos, frente a frente, separados por dos notebooks.
Tras una noche de versos, copas, literatura, vino, arte, conversaciones y amigos.
Tras una pelea a puñetazos, juntos, en un bar, borrachos, en contra de la estupidez de los humanos.

Amo amanecer contigo, adolorido y feliz.

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