jueves, 12 de febrero de 2009

Pequeño Taller de Movilización Personal para Cuarentones y Cuarentonas



"No todas las micros me sirven" suele ser una expresión mediante la cual, en el bendito Reyno de Chile, una persona le indica a otra su intención de no copular con ella. Interesante es el hecho de que existan personas a las cuales "todas las micros sí les sirven". Sin entrar a descalificar a estas personas por su falta a la ética gourmet en el escogimiento de sus micros, es menester tocar el tema pues todos hemos tomado varias micros en el largo recorrido de nuestras azarosas vidas, de las cuales nadie nos habrá de quitar lo tomado y lo bailado.

La generación que hoy tiene la cuarentena en nuestro país es una generación golpeada, castrada y llena de moretones. Más aporreada que membrillo colegial. Una generación que se ha subido a muchas micros, con el obvio recorrido brownviano de sus vidas. No corresponde el explorar las razones de tantos golpes. Corresponde explorar las razones de tantas micros. Todos nos hemos aprovechado de una micro, al menos una vez, y nos hemos subido a ella sólo por el infantil placer de ver hacia dónde nos lleva y dejarnos llevar. También hemos sido micro y hemos llevado a cuesta a una, o más, personas a explorar lo aún no explorado en este paisaje urbano nuestro.

Ciertos personajes son capaces de subirse a más de una micro a la vez. El cómo lo logran, un pie en cada micro, resulta ser un profundo misterio de la acrobacia digno del mejor de los actos circenses, de no ser por la falta de gracia intrínseca de tal movimiento. Otros personajes aparentan estar en una micro, pero por instantes, están en otra, o parecen estar en otra. No lo sé muy bien. Menos lo entiendo. Tampoco importa mucho.

Lo realmente importante son las micros que uno ha tomado, como eran y que vimos por sus ventanillas. Más importante aún es la próxima, y ojalá última, micro que habremos de tomar. El encontrar el sentido de todas estas micros no suele ser fácil. Creo que para muchos es definitivamente difícil. Con algunos de mis amigotes y amigotas, cierta noche de conversación gratis y terapia etílica en mi casa, desarrollamos el siguiente pequeño taller de movilización personal para cuarentones y cuarentonas. La idea detrás del ejercicio fue la de encontrar una herramienta que nos ayudara a resignificar nuestro recorrido personal.

Es muy simple el ejercicio.

Cada persona toma una gran hoja en blanco. Cada persona sabrá qué tan grande debe ser dicha hoja en blanco. En un lado, se dibuja en primera instancia el recorrido de su propia vida, con cada una de las micros bien dibujada. Es importante el dibujar a cada micro como se la recuerda, con sus cosas buenas y sus cosas malas. No es importante el saber dibujar. Es importante el dibujar cada micro. Con los detalles que se quieran. Con el estilo que se quiera usar. Puede ser, y por lo general, debe ser un estilo distinto por micro. A algunas micros un estilo naïf será el apropiado mientras que para otras será uno surrealista, sin olvidar el período azul ni el barroco policromático. Deje en el papel la mejor impresión que Ud. tiene de cada una de sus micros.

El siguiente paso es tomar uno de esos papelitos pegajosos y amarillos que 3M nos vende como ejemplo de intraentrepeneurship, también conocidos como Post-It. Para cada una de sus micros escriba, brevemente, dentro de lo que pueda caber en un solo papelito amarillo, lo bueno de cada micro. Siempre habrá algo bueno que escribir. Describa lo bueno de esa micro. Algo que quepa en un papelito amarillo pegajoso por un lado.

Una vez terminado este paso, se pasa al siguiente paso. Como bien dijo 李白 (Li Po), a propósito de otro tema, "una jornada de mil leguas empieza con un paso", pues en su época no existían las micros. Nuevamente, para cada una de las micros, en otro papelito amarillo escriba qué cosas vio por la ventanilla de dicha micro que no había visto antes. Por algún extraño motivo, cada micro tiene ventanillas de distintos colores y polarizaciones, por lo que la vista siempre es distinta. Describa esa vista, para cada una de sus micros.

Coloque cada par de papelitos amarillos pegajosos al lado de la micro que le corresponden, y, listo. Tiene ahora un maravilloso póster lleno de esas sempiternas mariposas amarillas de las cuales tanto escribió el Gabo a propósito del amor.

Tiene dos caminos ahora. Puede contar su recorrido con lujo de lastimosos detalles a la persona que se encuentre a su lado derecho en la mesa en este Taller, o a la de su lado izquierdo, como sea el caso, o puede simplemente dar vuelta la hoja, y hacer un nuevo dibujo.

Un dibujo simple, con la micro a la cual Ud. de verdad desea subirse. Tiene que se una micro de verdad. No una de esas micros imaginarias e imposibles que no pasan nunca. Pero tampoco puede ser cualquier micro. Tiene que ser esa micro que Ud. espera. Ninguna otra más que esa.

Dibújela. Con calma, amor, paciencia, colores, alegría y lujo de detalles. Imagínela. Visualísela. En uno de esos papelitos amarillos pegajosos por una lado describa esa micro, y luego, lo pega a un lado de la micro. En otro de esos papelitos amarillos pegajosos escribe los paisajes que le gustaría ver desde las ventanillas de dicha micro. Describa la esencia misma de esos paisajes descompuestos, y lo pega al otro lado de la micro que ha dibujado, formando ahora una bella mariposa amarilla de amor.

Luego, se va a dormir y a soñar con el simple milagro de una mariposa de color amarillo.

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