lunes, 1 de febrero de 2010

El sueño de Avatar....



Oel ngáti kámeie.

Finalmente, me hice algo de tiempo y fui a ver la película de la cual todos hablan; Avatar. Claramente fui a verla con mis prejuicios a cuesta, y eso que eran muchos, así que la próxima vez los dejo en casa para no cansarme tanto. Para empezar, el primer prejuicio fue el de "otra tonta película americana más", dentro de la interminable lista de tontas películas americanas. El segundo prejuicio versaba sobre el clásico defecto de las películas de Sci-Fi en donde los efectos especiales (i.e. FX en inglés) son el centro de la película mientras que la trama es paupérrima y los personajes tienen menos peso que un paquete de cabritas. El tercero era la imperiosa necesidad de una guerra, o por lo menos de una batalla, entre el bien y el mal, entre los buenos y los malos, ganando siempre los buenos tras un derroche primermundista de explosivos y plomo. Pero, el cuarto prejuicio me decía que la salsa de esta sopa debía estar sazonada con una buena historia de amor imposible, prohibido, ilegal, inmoral o zoofílico, según alcance el presupuesto. El quinto y último prejuicio aleteaba imperceptible alrededor de mi inconsciente anunciando el temido sermón ecológico neonewage implícito en la película. En resumen, esperaba que la película Avatar fuese algo así como el cruce de Pocahontas con Les Schtroumpfs, en un remake de Blanca Nieves.

Bueno, después de haber visto la película debo confesar que, efectivamente, todos mis prejuicios resultaron ser absolutamente valederos, verdaderos y vistosos, valga la incoherencia. Todos. Por lo menos el presupuesto alcanzó para la zoofilia y así hacer más llevadera la situación. Pero, entonces, ¿por qué este film ha tenido tanto éxito? Y no digo sólo éxito de taquilla, sino que se está convirtiendo en un fenómeno social importante, con innumerables foros dedicados a la cinta, a Pandora, a su ecología, a los Na'vi, a su cultura y a su lenguaje. De hecho el lenguaje de los Na'vi ha generado una ola de seguidores no vista desde que la gente se puso a leer a Shakespeare en Klingon basándose en el famoso comentario del High Chancellor Gorkon; "You have not experienced Shakespeare, until you have read it in the original Klingon." Desde J. R. R. Tolkien que nadie había incurrido en el pecado de glossopoeia como los hizo Paul R. Frommer para Avatar. ¿Qué viene ahora? ¿Las Barrack-Room Ballads de Rudyard Kipling en Na'vi?

Entonces, ¿por qué existe este fenómeno social si la película no es tan buena? ¿O será efectivamente buena la cinta? Veamos... hagamos una crítica formal de esta...

Avatar es una excelente película. Tiene lo mejor de lo que Hollywood es capaz de hacer; una buena historia de amor, una excelente pelea, un tempo impecable y una fotografía maravillosa, el todo apoyado en una profusión de efectos especiales digitales increíbles. Probablemente sea la mejor cinta de la última década. Como tecnópata empedernido, de la variedad estrujadores de bitios impenitentes, no puedo dejar de maravillarme, asombrarme y aplaudir ante la magnificencia del despliegue tecnológico. Es el primer film 3D en donde no se usan planos para realizar el efecto, con un nivel de detalle asombroso en cada frame, algoritmos novedosos y hasta parafernalia innovadora como las cámaras 3D especialmente diseñadas para la filmación. Una verdadera tecnofanía derivada de una experiencia visual asombrosa.

Seré un tecnópata impenitente, pero me gusta una buena historia bien contada. Avatar es una historia simple, lineal, totalmente predecible y con caracteres más planos que una estampilla. No sólo James Cameron usa absolutamente todos los clichés del libro, sino que se copia a si mismo a ultranza. Parodiando un poco, pero sólo un poco, el script de Avatar es el de Aliens mezclado con la historia de amor de Titanic. De Aliens tenemos el concepto base de las corporaciones malévolas que controlan a la humanidad en el futuro, de los burócratas absolutamente perversos y fríos, de los Space Marines, ahora contratados privadamente en una alusión nada velada a Blackwater, y dedicados a matar cuanta alimaña, inteligente o no, se les ponga al frente en cuanto planeta perdido exista. También tenemos a los siempre útiles exoesqueletos, con la escena final de lucha entre una alimaña extraterrestre y un humano dentro de su exoesqueleto. Como personajes vemos al clon del Private Vasquez, algo menos musculosa, en la forma de la preciosa piloto Trudy Chacón, que aporta la sensualidad de las mujeres latinas, para balancear el clásico estilo in your face de Sigourney Weaver, quien ahora dejó de llamarse Ellen Ripley y se llama Dr. Grace Augustine, pero sigue teniendo relaciones ambiguas entre su humanidad y su extraterrestrialidad.

De Titanic tenemos la historia del amor imposible entre dos personajes de dos mundos completamente distintos, pero que se aman y tienen éxito a pesar de las convenciones y de las trágicas circunstancias que los rodean. El uso de clichés surtidos es muy aparente en los discursos motivacionales del villano emérito Colonel Miles Quaritch, clon de Duke Nukem, como por ejemplo cuando dijo You are not in Kansas anymore y Shock and awe... Podría seguir un buen rato pero a estas alturas debiese quedar claro que James Cameron no escribió precisamente una historia original para esta película.

Entonces, ¿por qué tanto éxito de taquilla y tanta omnibulación con este film?

Me permitiría sugerir la siguiente hipótesis; Avatar es una historia diseñada para el gringo promedio presentándolo con la utopía de una sociedad ideal. Convengamos que las utopías en las cuales se pueda creer hoy están singularmente escasas en un mundo en donde el comunismo se derrumbó con la caída del muro mientras que la caída del mercado y de los bancos arrastró consigo a la utopía del capitalismo. En resumen, hoy tenemos un déficit de utopías grave. Y las utopías son importantes pues representan nuestros sueños colectivos, porque ya sabemos "que toda vida es sueño, y los sueños, sueños son".

Examinemos un poco la sociedad de los Na'vi. De manera simplista se podría decir que son la materialización perfecta del mito del Bon Sauvage, tan defendido por los buenos de Michel de Montaigne, Jean-Jacques Rousseau y John Dryden, quien llegara a escribir en su tragedia The Conquest of Granada los siguientes versos;

I am as free as nature first made man,
Ere the base laws of servitude began,
When wild in woods the noble savage ran.


De una manera más práctica, ¿qué podemos discernir de la sociedad de los Na'vi? Como antropólogo lo primero que podemos decir es que forman tribus dentro del Número de Dumbar, o sea, más o menos unos 150 integrantes por grupo humano. En dichas tribus tienen una sociedad eminentemente igualitaria, sin posesiones físicas más allá de las que llevan puestas, en donde cada individuo vale sólo por sus logros como persona. Todos son iguales, salvo la pareja que lidera la tribu, la cual por un lado comparte el poder con áreas muy definidas para cada uno y por el otro lado llegan a dicho puesto por meritocracia. La sociedad de los Na'vi es homogénea, igualitaria, sin diferenciación en las labores de los hombres y las mujeres, sin diferenciación por color de la piel, sin diferenciación por clase social y sin diferenciación en las posesiones materiales, pues todos tienen exactamente lo mismo; su conexión con el planeta Pandora, personificada en Eywa. Las parejas Na'vi se forman por elección mutua de ambos y duran de por vida; "they form permanent mated pairs" explicó la Dr. Grace Augustine. Nada de divorcios con toda su carga emocional. Todos los Na'vi tienen esencialmente el mismo cuerpo delgado, fuerte, sin uno solo con muestras de obesidad, gordura o siquiera un mísero rollo en el estómago. Si hasta tienen más o menos la misma altura. No se ven Na'vi enfermos ni tampoco con claras señas de edad avanzada. En el pueblo se ven unos pocos niños en buena salud, lo cual es muy distinto de la profusión de infantes desnutridos de vientres abombados que pululan en todas las tribus primitivas de los humanos.

¿Es Avatar una historia diseñada para el gringo promedio presentándolo con la utopía de una sociedad ideal? Postulo que sí lo es. Más agua para mi molino, el propio James Cameron confesó en la conferencia Comic Con 2009 que "the Na'vi represent something that is our higher selves, or our aspirational selves, what we would like to think we are". Tomemos la famosa Pirámide de Maslow, en donde explica la jerarquía de las necesidades humanas, y nos damos cuenta de que cada uno de los cinco niveles de necesidades psicológicas humanas está plenamente cubierto dentro de la sociedad de los Na'vi. Más aún, en algunas áreas lo hace de una manera absolutamente imposible de lograr en nuestra sociedad. No sólo los Na'vi gozan de todo el apoyo emocional que puede entregar una familia extendida grande como lo es una tribu sino que su nivel de conexión con su medio es notable.

Básicamente tienen en la punta del pelo de su cola un conector para interfacearse con cuanto animal salvaje exista en el planeta, llamada Tsahaylu. Una especie de Hyper-Super-Duper-Improved USB 7.0 con la ecología. Dicha interfaz neuronal no sólo les permite convenientemente conectarse neuralmente y controlar mentalmente el par de especies a mitad domesticadas existentes como el clon del caballo, el Pa'li (Equidirus hoplites), y el muy práctico animalejo volador, el Ikran (Pterodactylus giganteus), sino que esta interfaz neuronal me entrega las mismas capacidades, sin degradación de velocidad de transferencia, con un par de especies totalmente salvajes, como el magnífico clon de dragon central en el argumento de la cinta, el Toruk (Gavilandora maxima), y el clon de pantera para señoritas, el Palulukan (Bestiapanthera ferox). Por si acaso no fuese suficiente la conectividad, esta interfaz neurológica en la cola permite conectarse con los ancestros a través del Tree of Voices, el Utral Aymokriyä. Algo así como chatear vía una hoja de árbol con la abuelita en el más allá para preguntar por la receta de cebiche de setas que hacía tan bien. ¿Quién necesita una Internet?

Los Na'vi son omnívoros, con un profundo respeto por la ecología y muy conectados, literalmente, con su ecosistema, con los clásicos rituales de los cazadores primitivos que piden perdón al alma del animal que acaban de cazar. No tienen diferenciación del trabajo, salvo los cazadores que son la gran mayoría sino todos los de la tribu. Cada uno manufactura los artefactos que necesita, los cuales son muy pocos. Su religión pareciera ser animista en una primera mirada, sin iglesias o templos, sin el concepto del pecado, sin sacerdotes, muy parecida a la espiritualidad presente en toda la obra de J. R. R. Tolkien, pero en una segunda mirada descubrimos a Eywa, quien no es más que otro nombre para Gaia. La misma Gaia que fuese inventada por James Lovelock a sugerencia de su vecino, el inefable William Golding, quien destruyó para siempre el mito del Noble Savage en su novela The Lord of the Flies.

La tecnología de los Na'vi es básica, absolutamente primitiva. No usan metales y aborrecen al fuego. Claro está el pequeño detalle de que no necesitan ni de metales ni de fuego. Las garras de los Ikran son más livianas y fuertes que el metal y la bioluminiscencia de casi toda la flora y fauna de la ecología es muy conveniente para los paseos nocturnos. Comparados con los Na'vi los humanos disponen de una profusión de artefactos electromecánicos sin los cuales simplemente no podrían sobrevivir en Pandora, o en la tierra sea dicho de paso. Salivé de envidia ante los sistemas computacionales de RDA con sus exquisitas interfaces gráficas. Todo un sueño para un tecnópata como yo.

La brecha entre las dos visiones es más que un golfo, es un océano en el cual los Na'vi y los humanos están en riberas opuestas. Las Na'vi son parte de la misma naturaleza mientras que los humanos crean interfaces electromecánicas entre la naturaleza y ellos, perdón, nosotros. Ya en 1939 el filósofo José Ortega y Gasset escribió que; "
Hoy el hombre no vive en la naturaleza sino que está alojado en la sobrenaturaleza que ha creado en un nuevo día del Génesis: la técnica". Como humanos habitamos en la sobrenaturaleza de nuestra tecnología, sin la cual no podemos sobrevivir, pero soñamos con ser como los Na'vi, quienes habitan de verdad en la tierra. Según el filósofo alemán Martin Heidegger "Somos en la medida en que habitamos, ser hombre (y ser mujer) significa: estar en la tierra como mortal, significa: habitar".

La apropiación del lugar significa construirlo: habitarlo, en conformidad a la dignidad de las personas. Los Na'vi habitan su planeta en todos los sentidos de la palabra. Los Na'vi son. Nosotros, los humanos, necesitamos de nuestra tecnología como avatar para poder habitar en la tierra. Los humanos somos avatares en nuestra tierra.

Pero, ¿qué es exactamente un avatar? Veamos lo que nos cuenta el nunca tan bien ponderado Diccionario de la Real Academia;

avatar.

(Del fr. avatar, y este del sánscr. avatâra, descenso o encarnación de un dios).

1. m. Fase, cambio, vicisitud. U. m. en pl.

2. m. En la religión hindú, encarnación terrestre de alguna deidad, en especial Visnú.

3. m. Reencarnación, transformación.



En India, un avatar siempre es pintado de un bello color azul, al igual que el manto de la Virgen María, el cual suele representar la divinidad y la pureza. Casualmente el mismo color azul de los Na'vi. Un cliché más en un film rebosante de simbolismos y semiótica en cada detalle, construyendo un sueño para nosotros los humanos. Un sueño en el cual no necesitamos tecnología sino que estamos habitando, conectados con, el planeta.

Claramente que es un sueño, pues una especie con un fenotipo tan homogéneo no puede evolucionar naturalmente. De hecho, cuando una población tiene exactamente las mismas características es que ha sido modificada genéticamente para un propósito específico, como los trigos transgénicos por ejemplo. Nosotros (Homo sapiens) somos una especie muy joven con más o menos dos cientos mil años de existencia y con una impresionante diversidad fenotípica. Ni hablar de un ecosistema global en el cual todos los animales salvajes vienen convenientemente provistos de una interfaz neuronal para ser controlados y el resto del ecosistema está diseñado para entregar absolutamente todo lo necesario, incluyen la inmortalidad del alma, a los Na'vi. Nada de eso puede evolucionar de manera natural. Pero, y es un gran pero, puede ser diseñado y construido.

¿Será eso lo que está en el fondo de Pandora? ¿La esperanza que quedó atrapada en la ánfora? ¿Qué ánfora estamos abriendo aquí? Esperemos que sea la esperanza la que salga de esta Pandora, pues pronto la necesitaremos en grandes cantidades si le creemos a James Lovelock en su libro; The Revenge of Gaia, cuando dice que, por culpa del recalentamiento global, "billions of us will die and the few breeding pairs of people that survive will be in the Arctic where the climate remains tolerable" antes del fin del siglo, por no cuidar de Gaia. James Lovelock será un excéntrico científico británico con la costumbre de hacer predicciones extremas, pero tiene el grave atenuante de estar generalmente en lo correcto.

Entonces, es posible que estemos obligados a dedicarnos a la geoingeniería, terraformación en términos Sci-Fi, simplemente para poder sobrevivir como especie y planeta. Será entonces en dichos años por venir en los cuales algunos de nosotros tendrán que decidir si el Sueño de Avatar dejará de ser un sueño y será la esperanza de nuestra salvación.

Kìyevame ulte Eywa ngahu.

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